Perfecta brillante quietud
Esta interesante obra trata del fenómeno de la "iluminación" tal como es percibida por los "buscadores espirituales" desde la perspectiva de alguien que ha pasado por semejante experiencia. La presentación de los hechos no es fácil, pues el lenguaje, herramienta intrínsecamente dualista, funciona torpemente para expresar conceptos que son ajenos a este paradigma. David Carse afirma correctamente que nadie puede iluminarse, pues se trata de una experiencia que precisamente denota que la identidad personal es un mito, un malentendido. Las personas somos realmente contenidos de un ámbito abstracto al que denominamos "conciencia". Estos contenidos son ideas autoidentificadas con otros contenidos, como el cuerpo físico. Creen existir por sí mismos, pero en realidad no es así, son creencias, creaciones de la conciencia que creen ser algo más que una pura creencia. No hay personas, no hay mundo, tan solo creencia de que si hay.
El libro es muy ameno y de fácil lectura. El autor se expresa bien, aunque en ocasiones cae en contradicción con sus propias aserciones, y con frecuencia se muestra pedante y vulnerable. Y sin embargo es una obra que merece la pena leer, y mucho. Aunque solo sea como extensísima fuente referencial de otras buenas lecturas no dualistas. Recomendado.
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