Por Pasqualina Curcio
Atendiendo a la invitación
hecha por el presidente Nicolás Maduro, la Dra. Alena Douhan visitará nuestra
Nación. La Dra. Douhan, quien arribará el primero de febrero de este año, es la
Relatora Especial sobre la Repercusión Negativa de las Medidas Coercitivas
Unilaterales en el disfrute de los Derechos Humanos. Viene a realizar una tarea
específica que le fue encomendada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU:
recabar toda la información relacionada con la afectación de las mal
denominadas sanciones impuestas por los gobiernos de EEUU contra el pueblo
venezolano. A propósito de su visita consideramos pertinente realizar
algunas precisiones.
Los tiempos
Las medidas coercitivas
unilaterales iniciaron el año 2013 y no el 2017 como algunos afirman. Con prácticas
encubiertas, el gobierno de EEUU obstaculizó, desde el 2013, las transacciones
de Venezuela con el sistema financiero internacional, incluyendo el acceso a
créditos. La manipulación del índice de riesgo financiero del país fue una de
las acciones que emprendieron. De repente éste pasó de 768 en 2012 a 2625 en
2016. Varió, inexplicablemente 242% en un contexto en el que nuestro país
contaba con US$ 30.000 millones de reservas internacionales, ingresaban
alrededor de US$ 88.000 millones anuales por exportaciones y cumplíamos
puntualmente con los compromisos de deuda externa: solo entre 2013 y 2015
pagamos unos US$ 60.000 millones.
En 2016, también de manera
encubierta y presionado por el gobierno de EEUU, el banco Commerzbank de
Alemania cerró las cuentas de PDVSA. El banco estadounidense Citibank hizo lo
propio en junio del mismo año y el Novo Banco de Portugal informó la
imposibilidad de realizar operaciones en dólares con bancos venezolanos. Estos
son solo algunos ejemplos.
El bloqueo financiero comenzó
mucho antes de que, abiertamente el Congreso de EEUU aprobara en diciembre de
2014 la Ley 113-278: “Ley Pública de Defensa de los Derechos Humanos y la
Sociedad Civil en Venezuela” y antes de que Obama emitiese la Orden Ejecutiva
13692 mediante la cual declaró a Venezuela como una “amenaza inusual y
extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos”.
Nos han estado bloqueando mucho antes de que en 2017 Donald Trump y el
Departamento del Tesoro de EEUU comenzara a “sancionar” formalmente a PDVSA y a
cualquier institución financiera o corporativa que establezca vínculos con
Venezuela.
No son solo las
“sanciones”
Las agresiones de EEUU contra
los venezolanos no se limitan a las “sanciones”. Entre el 2013 y el 2016 los
venezolanos padecimos una escasez programada e inducida de productos esenciales
que derivó en largas filas y racionamientos consecuencia de la alteración de
los canales de distribución por parte de los monopolios transnacionales. Una
escasez inexplicable en un país que, para ese período registraba el PIB más
alto en 30 años y 70% mayor que el de 2020. Simultáneamente se desarrollaba una
guerra de precios del petróleo que implicó una caída de 65% entre 2013 y 2016
afectando de manera importante nuestros ingresos por exportaciones.
Silenciosamente en 2013 el
gobierno de EEUU comenzó a atacar nuestra moneda induciendo una escalada en los
precios y una hiperinflación que ha generado efectos negativos, no solo
económicos, sino también sociales. Entre 2013 y 2020 EEUU ha inducido una
depreciación del bolívar por el orden de 234.009.360.274% derivando en una
variación de 30.700.127.469% de los precios. En un primer momento lo hicieron
de manera encubierta hasta que, en diciembre de 2019, el senador republicano
Richard Black confesó que han sido ellos quienes han desmonetizado el bolívar.
No son solo números, son
rostros, nombres y apellidos
El bloqueo económico y
financiero no solo ha dificultado la importación de bienes esenciales, también
ha afectado la producción petrolera y por consiguiente el abastecimiento
interno de combustible, así como la exportación de hidrocarburos que nos
generan el 90% de los ingresos en divisas. La producción de petróleo ha caído
82% entre 2013 y 2020, mientras que las exportaciones han disminuido 76%.
Paralelamente, el ataque al bolívar no solo ha inducido una escalada de los
precios, sino que también ha afectado la producción nacional debido a la
pérdida del poder adquisitivo.
Como consecuencia del bloqueo
a PDVSA y del ataque al bolívar, los venezolanos hemos dejado de producir
alrededor de US$ 170.000 millones solo entre 2016 y 2019. Cifra que, para los
venezolanos, equivale a la importación de medicinas y alimentos para 40 años, o
el equivalente a los recursos necesarios para la prestación de los servicios de
salud, público y privado, durante 25 años, o para la educación en todos sus
niveles durante 20 años.
No es insignificante el
impacto que las “sanciones” han ocasionado al pueblo venezolano. Un pueblo que,
al verse afectado por la escasez y la hiperinflación inducidas, en algunos
casos, ha optado por atravesar nuestras fronteras en búsqueda de mejores
condiciones económicas. Al respecto precisamos que se trata de venezolanos que
no huyen por ser perseguidos políticos, no se trata de refugiados, sino que en
ejercicio de su derecho a la migración y por razones económicas asociadas a las
medidas coercitivas han salido en busca de mejores condiciones de vida dejando
familias y amigos.
A estas pérdidas económicas
debemos sumar los casi US$ 25.000 millones que nos tienen retenidos en la banca
internacional o que nos han robado en activos, como es el caso de CITGO, filial
de PDVSA.
Esto grandes números
macroeconómicos tienen rostros, tienen nombres y tienen apellidos. Por ejemplo,
en 2019 y como consecuencia de las “sanciones”, 12 niños con leucemia no
pudieron recibir el trasplante de médula ósea porque los bancos se negaron a
hacer las transferencias por temor a ser sancionados por el Departamento del
Tesoro de EEUU. En 2020, a Isabella, una niña de 2 años no se le pudo realizar
el trasplante de hígado porque no había manera de transferir los recursos a
Argentina para la operación. Cuatro niños con cáncer murieron en 2019 por la
misma razón. ¿Son o no actos criminales estas medidas coercitivas? Como estos
hay muchos otros casos más. Pero basta uno para levantar la voz contra estas
acciones por demás inhumanas.
Lotes de medicamentos, entre
ellos insulina, antimaláricos, vacunas e insumos para diálisis han sido
retenidos por el bloqueo económico, así como han sido retenidos alimentos para
la población. En pandemia, no ha sido diferente, por el contrario,
intensificaron las “sanciones” impidiendo no solo la llegada de pruebas de
diagnóstico, tratamientos, mascarillas e insumos médicos en general, además bloquearon
el combustible que ingresaría al país, imprescindible para trasladar alimentos,
medicamentos y pacientes. Una joven de 18 años en pleno trabajo de parto
falleció en Maturín porque la ambulancia no tenía gasolina. También falleció un
joven en Táchira por falta de gasolina. Testimonios como estos esperamos sean
recabados por la Dra. Douhan cuando nos visite. Son muchos.
A confesión de partes…
son crímenes de lesa humanidad
Lo que en 2013 comenzó de
manera encubierta, poco a poco ha sido formalizado mediante leyes y órdenes
ejecutivas por parte de los gobiernos de EEUU. También ha sido descaradamente
confesado por los voceros de la Casa Blanca quienes no solo han manifestado que
nos han estado bloqueando, atacando nuestra moneda y que el blanco principal es
PDVSA, sino que además han reconocido públicamente el sufrimiento que estas
acciones implicarán para todo el pueblo venezolano.
Recordemos las palabras de
William Brownfield cuando dijo: “Si vamos a sancionar a PDVSA, ello tendrá un
impacto en el pueblo entero, en el ciudadano común y corriente. El contra
argumento es que el pueblo sufre tanto por la falta de alimentación, seguridad,
medicinas, salud pública, que en este momento quizás la mayor resolución sería
acelerar el colapso aunque ello produzca un periodo de sufrimiento de meses o
quizás años”.
Richard Black, el mismo
senador que confesó que son ellos quienes han desmonetizado el bolívar, dijo:
“Washington debería levantar el bloqueo y las sanciones contra Venezuela,
porque están causando un «sufrimiento inimaginable», especialmente al impedir
que el país comercialice su petróleo”.
Los crímenes de lesa humanidad
son, según el Estatuto de Roma, “aquellos que se cometen como parte de un
ataque generalizado y sistemático contra una población civil y con conocimiento
de dicho ataque”. Las agresiones han sido sistemáticas contra todo un pueblo, y
los gobiernos de EEUU saben perfectamente lo que hacen y sus implicaciones.
Las excusas
Creyéndose los policías del
mundo, de manera unilateral y violando el derecho internacional humanitario, la
Carta de las Naciones Unidas y las normas y principios que rigen las relaciones
pacíficas entre los Estados, EEUU ha intentado justificar las medidas
coercitivas con el discurso de supuesta dictadura y narcoestado en Venezuela.
Algunas precisiones son
necesarias. Los últimos 8 años se han realizado 8 elecciones entre
presidenciales, parlamentarias, regionales, municipales y hasta una
Constituyente. Procesos que se han desarrollado con un sistema electoral
automatizado que en menos de 24 horas arroja resultados irreversibles y que
además ha sido auditado tanto por los partidos de gobierno como los de la
oposición. El sistema político venezolano se caracteriza por su condición
democrática, participativa y protagónica.
Sin ninguna prueba, como han
solido hacer para justificar injerencias (recordemos la guerra en Irak) nos han
acusado de narcoestado. Es el caso que, en los informes publicados por Naciones
Unidas, Venezuela ni siquiera figura como país productor, consumidor, ni
distribuidor de drogas.
La verdadera razón detrás de
las agresiones de EEUU contra el pueblo venezolano las expuso Elliot Abrams
ante la Cámara de Representantes de ese país, dijo: “Nosotros, que somos los
campeones de la democracia en el mundo, siempre hemos probado que el socialismo
ha sido un fracaso en todos los lugares en donde ha tratado de imponerse, y por
lo tanto no podemos permitir que en Venezuela eso sea la excepción. ¿Entonces
vamos acaso a permitir que en Venezuela sea exitoso el socialismo, señores
Representantes? ¿Pueden ustedes creer lo que eso provocaría en toda la región
de América Latina? ¿Vamos entonces a permitir que en ese país triunfe el
socialismo, un sistema al que le hemos venido declarando la guerra desde que
nos constituimos en democracia líder del libre mercado?
Respuesta del gobierno
bolivariano, del pueblo y de su Fuerza Armada
Hay que verles la cara a las
repercusiones negativas que las medidas coercitivas unilaterales y todas las
acciones impuestas por EEUU han generado sobre el pueblo venezolano y sobre el
disfrute de sus derechos humanos. Una hiperinflación de 11 dígitos en 8 años,
una caída de casi el 70% de la producción nacional y una pérdida económica de
US4 194.000 millones equivalente a décadas de importación de alimentos y
medicinas. No es cualquier repercusión.
Al respecto, nos permitimos
hacer una última precisión y sugerencia.
Cómo el pueblo venezolano, el
gobierno y la fuerza armada hemos resistido democrática y pacíficamente durante
8 años ante tamaña embestida es información valiosísima que la Dra. Douhan
debería recabar en su visita. Quizás agendar reuniones con el pueblo de a pie
podría aportar a esta importante tarea que le fue encomendada.
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