Reseña de Un mundo feliz, de Aldous Huxley
Obra: Un
mundo feliz (Brave new world)
Autor: Aldous
Huxley.
País: Reino Unido
Editorial: Diversas editoriales
Año: 1932
Páginas: 256 páginas magistrales
Género: Distopía. Ciencia ficción (¿seguro?)
Aldous Huxley. No hay nada que pueda
definir mejor a este hombre que la palabra visionario. Junto con Orwell o Bradbury es
uno de los padres de la distopía literaria. Escritor y filósofo británico,
miembro de una reconocida familia de intelectuales y conocido por sus novelas y
ensayos, pero publicó también relatos cortos, poesías, libros de viajes y
guiones. Un genio.
Sinopsis
Un mundo feliz es
un clásico de la literatura del siglo XX, una sombría metáfora sobre el
futuro. La novela describe un mundo en el que finalmente se han cumplido
los peores vaticinios: triunfan los dioses del consumo y la comodidad, y el orbe
se organiza en diez zonas en apariencia seguras y estables. Sin embargo,
este mundo ha sacrificado valores humanos esenciales, y sus habitantes son
procreados in vitro a imagen y semejanza de una cadena de montaje.
Mi
crítica
Enviados del pasado
‘Un edificio gris, achaparrado, de sólo
treinta y cuatro plantas. Encima de la
entrada principal las palabras: Centro de
Incubación y Condicionamiento de la
Central de Londres, y, en un escudo, la divisa
del Estado Mundial:
Comunidad, Identidad, Estabilidad.’
Así comienza uno de esos libros que forman
parte de la memoria colectiva universal. Uno de esos pocos textos que parecen
haberse escrito hoy, cuando hace ya casi cien años que esta cuerda locura llegó
a la mente de Aldous Huxley, y
para cuyo título se inspiró en una obra del no menos genial William Shakespeare, La tempestad,
en cuyo acto V, el personaje Miranda pronuncia su discurso.
¡Oh
qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad! Oh mundo feliz,
en el que vive gente así.
Hay
artistas, científicos o académicos que son buenos, otros que son brillantes y
otros (los menos) que son visionarios. Gente que parece haber viajado atrás en
el tiempo para narrarnos el futuro. Enviados del pasado que nos narran el
futuro.
Pero su capacidad atemporal y visionaria no cala
únicamente en la idea o premisa que nos cuenta en su irónico mundo feliz, sino
en su contexto, en su prosa, en su detalle. Es ahí donde te das cuenta que hay
algo en la mente de determinadas personas que viaja más allá de la imaginación.
Me gusta creer que Aldous, Bradbury, Orwell o Asimov no son solo escritores con
rabiosa creatividad y capacidad especulativa, sino viajeros del tiempo que nos
quieren avisar de hacia dónde se dirige el mundo y la condición humana a través
de sus obras.
Un mundo feliz es una novela referente, de culto y eterna
que, además de dejarnos algunas de las más importantes citas célebres de la
literatura mundial, sin duda sentó las bases de lo que muchos otros luego
usaron para crear sus propuestas distópicas y de ciencia ficción especulativa.
Sentó las bases para fórmulas, ideas y conceptos que se han ido incorporando en
incontables ocasiones al cine: The Giver, The circle, Gattaca, Ex Machina,
Inteligencia artificial o incluso Los juegos del hambre, Snowpiercer y
Demolition man; las cuales nos parecieron en su día tan novedosas y asombrosas
sin percatarnos que un tal Aldous en 1932 ya había vuelto cuando todos los
demás íbamos, influyendo no solo en la literatura y el cine, sino en la música
y la pintura de muchos artistas y autores.
Un mundo feliz es la utopía más distópica
jamás escrita. esta novela es casi una profecía.
La lectura tiene un ingrediente anímico, generacional y
de situación. Podemos leer una novela en nuestra adolescencia, mientras nos
enfrentamos a los inicios del amor y la rebeldía, y sentir cosas distintas a
cuando ese mismo libro lo leemos en la edad adulta o la ancianidad. Puede
gustarte más o menos. Puedes amar una novela u odiarla dependiendo de la edad,
momento y lugar en el que la leas o releas. Pero lo que me ha sucedido a mí en
este caso es que he admirado y disfrutado más y más cada vez que releo esta
novela, que tirando de trayectoria ha sido una vez cada década. A los 15, a los
veintitantos y ahora, por tercera vez a los treinta y ocho años de mi ‘feliz’
existencia.
Una de las florecientes virtudes de Huxley es cómo su
portentosa imaginación visual se presta al servicio de una habilidad
descriptiva para la literatura. Es capaz de trasladar al papel, con todo lujo
de matices y sensaciones, lo que en su mente se dibuja para que el lector pueda
transcribirlo y pincelarlo en su lectura. Así. Los escenarios, los personajes,
los objetos y los pensamientos que presenta en su obra son de una magnitud
sensorial abrumadora.
‘Porque
los detalles, como todos sabemos, conducen a la virtud y la felicidad, en tanto
que
las generalidades son intelectualmente males necesarios.’
Lo más peculiar aún de la literatura del escritor
británico es que conjuga de forma casi inexplicable una ensayística sapiencia
científica con un lenguaje y una ambientación totalmente universal e
inteligible. Es como si Einstein diese una clase magistral a alumnos de
guardería y al salir de clase estos lograse explicar a sus padres la teoría de
la relatividad con total soltura. Esto es lo que hace a los genios seres
universales. Esa grandilocuencia y a la vez frugalidad en la redacción me hace
comparar a Huxley de algún modo con Tolkien. Digamos, o digo, que Huxley es la
distopía lo que el escritor de El señor de los anillos a la fantasía épica.
Puedes leer más reseñas de Víctor Mirete haciendo clic en el
enlace.
Dios es Henry Ford
En el subyugo de la metáfora que Huxley nos ofrece no estamos
exentos de un mensaje político o social que nos habla de desigualdad, de
consumismo, de comunismo o capitalismo. No en vano dos de los personajes
principales de la ‘sociedad fordiana’ (cuyos nombres, Lenina Crowne y Bernard Marx) hacen alusión al líder de la revolución
socialista soviética, Lenin, y al padre del materialismo histórico, Karl Marx.
Para más giro de tuerca, el fundador legendario de la sociedad fue Henry Ford,
el fabricante de coches y creador del sistema de la cadena de montaje. De hecho
Ford es considerado el dios de esta sociedad. La letra T (una referencia al
Modelo T de Ford) reemplaza la Cruz cristiana como un símbolo religioso. Toda
una declaración de intenciones subversivas que hoy día permanecen vigentes
mientras vemos como nuestra libertad no es tal, porque de alguna forma seguimos
siendo esclavos del sistema.
“A medida que pase el tiempo, éstos, como
todos los hombres, descubrirán que la independencia no fue hecha para el
hombre, que es un estado antinatural, que puede sostenerse por un momento pero
no puede mantenernos a salvo hasta el fin…”
Pero la verdadera reflexión que hallamos dentro de esta
utópica ironía resulta ampliamente existencialista. ¿Es posible un mundo
perfecto, sin guerra o pobreza, si erradicamos todo aquello que nos hace
humanos? Eh ahí la cuestión que planteaba este visionario, que ya nos
vaticinaba la deshumanización desde el prisma de la tecnología reproductiva y
el uso de drogas (S.O.M.A) para cambiar la conciencia individual y colectiva o
el determinismo forzado. Por contra, ese sistema requería de la privación de
elementos tan humanos como la familia, la cultura, la religión, la filosofía,
el amor…
Todo lo que nos separa del rectilíneo camino de la
exactitud es sencillamente un error en la cadena hacia la perfección, como así
representa John el Salvaje (de
la reserva Malpaís), hijo de dos ciudadanos del mundo civilizado y resultado de
un error accidental en el método anticonceptivo. Sin embargo, es él quien
transporta ese mensaje coyuntural y disyuntiva al considerar un acto artificial
el hecho de que para asegurar una felicidad continua y universal, la sociedad
debía ser manipulada, la libertad de elección y expresión se debía reducir, y se
había de inhibir el ejercicio intelectual y la expresión emocional.
Puede que ser humanos sea la razón de nuestra infelicidad
e imperfecciones, pero tal vez sea eso mismo lo que nos hace perfectos.
Por tanto, un mundo feliz se convierte en una paradójica metáfora de nuestra
especie. ¿Queremos ser perfectos o queremos ser humanos?
Para acabar, no sin antes recomendar más que nunca la
lectura y relectura de este libro, y con la esperanza de olvidar la adaptación
cinematográfica de 1998 o la miniserie de 1980, os dejo el trailer de la nueva
serie que será estrenada esta misma semana en la cadena de streaming Peacock,
si Henry Ford quiere, y en la que han participado algunos de los mejores
directores de series sci-fi del momento.
A priori no pinta mal, pero mucho me temo que las
comparaciones volverán a desequilibrar la balanza.
Víctor
M. Mirete Ramallo
Escritor murciano nacido en 1982, Autor de la “Saga de
Ficción Histórica de Frédéric Poison” y cuyo lema es: «La vida no consiste en
vivir de ilusiones, sino en vivir ilusionado. View all posts by Víctor M. Mirete Ramallo
EXPLICACIÓN DEL LIBRO UN MUNDO FELIZ DE ALDOUS HUXLEY
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