El franquismo exhumó a sus caídos en la Guerra Civil y reparó a sus familiares incluso antes de finalizar la contienda. Los caídos republicanos y sus familiares siguen esperando justicia. La ONU, el Consejo de Europa y el Comité contra la Tortura han exigido a España en numerosas ocasiones el fin de la impunidad de la dictadura.
ALEJANDRO TORRÚS
MADRID.-
El franquismo reparó a sus caídos y familiares. Exhumó a sus muertos y entregó
pensiones y reconocimientos a los familiares. El dictador Francisco Franco tuvo
memoria con los que le habían ayudado a llegar al poder. La democracia, en
cambio, esperó treinta años para aprobar una tímida Ley de Memoria y cuarenta años después de
la Transición democrática la mayor parte de los muertos (republicanos) sigue en las
cunetas. De hecho, según los datos del auto del juez Garzón, en
España 114.226 desaparecidos de
la Guerra. Como señaló el periodista Juan Carlos Escudier en un
artículo publicado en esta casa: "Con Franco se reparaba mejor." Eso sí, sólo a los suyos.
El dictador aprobó en abril de 1938, en plena Guerra Civil, un decreto que
concedió pensiones extraordinarias a las
viudas y huérfanos de los militares sublevados muertos en
cautiverio. Dos años después, ya terminada la Guerra, este decreto se extendió
a las viudas, huérfanos y padres de los militares que lucharon con los
franquistas y fueron detenidos, ejecutados o murieron en la contienda. En 1941
una nueva ley ampliaba estos beneficios a los padres de los sacerdotes "muertos como consecuencia
de la Guerra de Liberación”.
El
franquismo también exhumó a los suyos. Concretamente, según la orden aprobada
en mayo de 1940, "toda persona que desee exhumar el cadáver de alguno de
sus deudos que fueron asesinados por la horda
roja, para inhumarlos de nuevo en el cementerio, puede solicitarlo
al gobernador civil de la provincia correspondiente”. Además, en 1939 se
reguló el acceso preferente a la función pública por parte de mutilados, excombatientes y
excautivos, así como a los familiares de las víctimas de la
guerra.
La democracia esperó 30 años para
aprobar una tímida Ley de Memoria y 40 después de la Transición la mayor parte
de los muertos (republicanos) sigue en las cunetas.
Como es apreciable la reparación a
una parte de las víctimas durante la dictadura fue considerable. La otra parte,
la republicana, la que defendió la legalidad vigente que otorgaban las urnas
quedaba ignorada, excluida y castigada. Su reparación debía esperar a la
llegada de un nuevo régimen democrático que, en teoría, apreciaría los
esfuerzos de los que defendieron la democracia y la legalidad
republicana.
En principio, las perspectivas eran buenas. La
ONU, en el año 1946, en la Resolución 39 (I) de la Asamblea General de la
ONU sobre la cuestión española establecía que "en origen, naturaleza,
estructura y conducta general, el régimen de Franco es un
régimen de carácter fascista, establecido en gran parte gracias a la ayuda
recibida de la Alemania nazi de Hítler y de la Italia fascista de
Mussolini" y que, por lo tanto, no representa al pueblo
español" por ser un régimen "impuesto por la fuerza.
Sin embargo, el contexto internacional cambió. El
franquismo se convirtió en un régimen aliado contra el comunismo y la justicia
quedó en un segundo plano. Después llegó la Transición; la Ley de Amnistía, que en la práctica funcionó como una ley de
punto final; y una Ley de Memoria Histórica que descargaba sobre las familias la responsabilidad de
la exhumación de sus familiares y ni siquiera era capaz de declarar nulas las sentencias de los tribunales franquistas que seguían señalando como delincuentes a personajes
tan ilustres como Miguel Hernández.
Este jueves el Partido Popular de
Cifuentes rechazó que el Pleno de la Asamblea de Madrid rindiera homenaje a las
víctimas cuando se cumplen 80 años del inicio de la Guerra Civil
Alrededor de
30.000 niños fueron robados y entregados a familias que apoyaban al régimen o
al Auxilio Social sin que se haya realizado ninguna investigación oficial
De esta
manera, en el año 2016 los muertos republicanos siguen en las cunetas y sus
familiares siguen, como en 1939, esperando verdad, justicia y reparación. Al
menos 114.226 desaparecidos siguen en las cunetas del Estado en alrededor de
2.500 fosas comunes aún por exhumar. 30.960 niños fueron robados y
entregados a familias que apoyaban al régimen o al Auxilio
Social sin que se haya realizado ninguna investigación oficial ni los niños
hayan podido recuperar su identidad.
Tampoco hay ninguna investigación sobre los alrededor de 400.000 presos políticos que fueron utilizados como trabajadores forzados
ni sobre las empresas que los emplearon. Las miles de personas que
sufrieron torturas, malos tratos y detenciones continúan figurando como
delincuentes para la Justicia española, así como los que fueron 'ajusticiados'
por los franquistas durante la Guerra y los primeros años de represión. La lista de víctimas es casi infinita. Como los de
la comunidad LGTBi, que fueron tratados y reprimidos como enfermos.
Pero el Estado de español continúa mirando hacia otro lado para no ver la
impunidad de la dictadura franquista. Pero es que al
olvido sistemático, además, se han sumado declaraciones de responsables del
Partido Popular vergonzantes. Ejemplos no faltan.
Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del PP, señaló
en un mitin que "los de izquierdas son unos carcas, todo el día con
la fosa de no sé quién"; Rafel Hernando, portavoz
del PP en el Congreso, dijo en un plató de
televisión que "los familiares de las víctimas del franquismo se acuerdan
de desenterrar a su padre solo cuando hay subvenciones"; Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, respondió
al periodista Jordi Évole que no tiene
"claro que sea cierto" que miles de españoles no sepan dónde están
enterrados sus abuelos y que no cree que el Gobierno "pueda hacer nada para arreglarlo".
El Consejo de Europa condena las
"múltiples y graves violaciones"
Son
solo unos ejemplos de declaraciones que se añaden a los actos. Este jueves el Partido Popular de Cifuentes rechazó que el Pleno de la Asamblea de Madrid rindiera homenaje a
las víctimas cuando se cumplen 80 años del inicio de la Guerra Civil y unos meses
antes, junto a Ciudadanos,
había rechazado que la Puerta del Sol luciera una placa en recuerdo a todos los ciudadanos que
habían sido torturados en la Dirección General de Seguridad, cuya sede se
emplazaba en la misma plaza.
La política de impunidad
practicada por el Estado español ha estado acompañada de severas críticas por
parte de la Comunidad Internacional. Los reproches, las condenas y las
recomendaciones de los organismos internacionales encargados de velar por el
respeto a los Derechos Humanos han sacado los colores a España una y otra vez.
En el año 2006 la Comisión Permanente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó
por unanimidad la primera gran condena internacional del régimen
franquista. El organismo, en el que están representados 43 países, instó al
Ejecutivo español a crear una comisión de investigación sobre los delitos del franquismo y
presentar un informe al Consejo de Europa; a abrir los archivos civiles y
militares a los historiadores, a abrir una exposición permanente sobre la
represión en el Valle de los Caídos y a erigir monumentos a las víctimas del
franquismo.
Diez años después, en 2016, el comisionado para los Derechos Humanos del Consejo de Europa reprochó a
España prácticamente lo mismo. Porque a pesar de la Ley de Memoria Histórica
poco a cambiado en el país: hay menos monumentos a los golpistas, pero las
cunetas siguen llenas de republicanos y sólo Argentina investiga los crímenes
de la dictadura.
El Consejo de Europa aprobó por
unanimidad la primera gran condena internacional del régimen franquista
De esta
manera, el Comisionado reprochó a
España que la Ley de Memoria dejara en manos de las
familias los procesos de búsqueda, exhumación e identificación de los
desaparecidos; que el alcance de la misma siga siendo "limitado" y su aplicación deficiente
debido a la "falta de presupuesto"; y
que se ha haya hecho "muy poco"
para "investigar" y sancionar a los
responsables" debido, entre otros factores, "a la aplicación de la Ley de Amnistía de 1977".
La ONU saca los colores a
España
Pero sin
lugar a dudas ha sido la ONU la que, a través de sus diferentes organismos, más
ha recordado a España que su política de Estado de impunidad atenta contra el Derecho Internacional y los Derechos Humanos.
Así, la oficina de la Alta Comisionada de Naciones
Unidas para los Derechos Humanos señaló en 2012 febrero de 2012
que España está obligada a "derogar" la Ley de Amnistía de 1977 porque
incumple la normativa internacional en materia de Derechos Humanos y a
"investigar las graves violaciones de los Derechos Humanos, incluidas las
cometidas durante el régimen de Franco, y a procesar
y castigar a los responsables si todavía están vivos".
Una de las fechas más vergonzantes para España, en este largo camino para
acabar con la impunidad de la dictadura, sucedió en la en el XXVII Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, que se celebró en 2014. España fue uno de
los grandes protagonistas de este evento y no precisamente por su buen hacer.
Allí se presentaron dos informes demoledores sobre la impunidad de la que goza
el franquismo en España y sobre el obstruccionismo que practica la Justicia
para que no se investiguen los crímenes de la dictadura y de la Guerra Civil.
España fue una de las grandes protagonistas
del XXVII Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, celebrada en 2014, y
no, precisamente, por su buen hacer.
Por una parte, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas instó a España a realizar un plan nacional de búsqueda de
desaparecidos. Pidió que los jueces se personen en las fosas comunes y se investigue de
oficio todas las desapariciones forzadas. Apremió a que se proporcione "los fondos adecuados" para que la Ley de Memoria Histórica
"pueda aplicarse" y que se cumplan, entre otros, los artículos
relativos a la retirada de símbolos y vestigios del
franquismo. Solicitó que se creara un banco de ADN y se
investigaran los casos de niños robados; insistió en la creación de una Comisión de la Verdad; y, por último, reclamó a España que colabore con
la Justicia de Argentina en la causa que investiga los crímenes de la dictadura.
Por otra parte, el Relator Especial sobre la
promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no
repetición, Pablo de Greiff, leyó en este Consejo de Derechos Humanos el
informe que realizó tras su viaje a España. Una vez más, el Relator
Especial de la ONU advirtió a España de que tiene "la obligación internacional" de "extraditar o juzgar" a los franquistas reclamados desde Argentina y que
"sólo podrá denegarse la extradición de los acusados si la justicia
española inicia las investigaciones y juzga a los responsables".
El Gobierno obvia las
recomendaciones y se limita a decir que la Transición y la Ley de Amnistía
estuvieron basadas en "el olvido y el perdón"
Greiff
también instó a España a dejar sin efecto la ley de amnistía ya que, en la
práctica, "cumple las funciones de una ley de punto final";
recalcó la necesidad de que el Gobierno haga una "política de Estado" para reparar
a las víctimas de franquismo; criticó que el Estado hubiera dejado en
manos de los familiares la responsabilidad de la localización y apertura de
fosas de la Guerra Civil; y, por último, pidió al Gobierno que anulara
todas las sentencias de los consejos sumarísimos.
El Gobierno, por su parte, obvió todas estas recomendaciones y se limitó a
decir en el mencionado Consejo de Derechos que la Transición y la Ley de
Amnistía estuvieron basadas en "el olvido y el perdón" como única
vía para "la reconciliación" y
defendió que la Ley de Memoria Histórica era un conjunto de medidas de
"reconocimiento y de carácter simbólico" para las víctimas, a pesar
de que el Partido Popular la había anulado de facto dejándola sin fondos.
Víctimas desamparadas
En marzo de 2015, ante la
reiterada política de la impunidad del
Gobierno de Mariano Rajoy, cuatro expertos de Naciones Unidas -el relator
especial sobre las ejecuciones extrajudiciales o arbitrarias, Christof Heyns; el
presidente del Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas, Ariel Dulitzky;
el relator especial sobre la tortura, Juan E. Méndez, y el relator especial sobre la
promoción de la verdad, la justicia y la reparación, Pablo de Greiff- redactaron un contundente comunicado
contra la decisión del Gobierno español de no extraditar a Argentina a los 17 franquistas que están imputadas en la causa judicial que
investiga los crímenes de la dictadura. La magistrada María Servini de Cubria
les imputa posibles crímenes de lesa humanidad.
"La denegación de la
extradición deja en profundo desamparo a las víctimas y a sus familiares,
negando su derecho a la justicia y a la verdad", afirmaron los cuatro
expertos
Por
último, también el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, en
2015, recordó al Estado español que los actos de tortura, incluidas las
desapariciones forzadas, ni prescriben ni pueden ser amnistiados y urgió al
Estado a adoptar todas las medidas necesarias para asegurar que este tipo de
delitos, también aquellos ocurridos durante la Guerra Civil y el franquismo,
sean debidamente investigados y enjuiciados y que las víctimas sean resarcidas
Pero ninguna de estas
recomendaciones ha sido aplicada por el Gobierno de Mariano Rajoy. Ninguna.
España sigue sin investigar los crímenes de la dictadura y sin colaborar con
las autoridades judiciales de Argentina. Las víctimas, y sus familiares, de
aquella Guerra siguen, a día de hoy, sin Justicia y sin reparación. En idéntica
situación se encuentran los que sufrieron la tiranía del régimen filo fascista
que nació de aquella Guerra. Pero es que los nacidos en democracia tampoco han
disfrutado del derecho a la verdad,
el derecho a que la Justicia investigue lo ocurrido en España durante aquellos
años y a que una comisión de expertos, que cumpla los estándares
internacionales, explique qué ocurrió en España durante la Guerra Civil y la dictadura. Son
los datos de la vergüenza de un país.
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